Innumerables son las velas que patronean mi carabela de plata, surcando los mares que azotan las tempestades. Muchos son los peligros que acosan a mi gran buque de bandera, pero siempre los míos conmigo, y si no, que se baje quien quiera.
La tripulación siempre remando al mismo son, soportando, llorando, disfrutando, y navegando en la misma dirección. Eso hace que mi carabela mantenga un rumbo fijo sin más dilación. Los piratas nos atacan y asaltar el casco es lo que pretenden, pero ahí siempre estarán los míos defendiéndolo hasta la muerte.
Y como antes decía, el que no quiera defender y navegar en este buque de los sueños, que no suba a bordo, y si en cubierta o escotilla se arrepiente, que suba al mástil más alto y que de él se cuelgue.
Mi carabela de plata siempre tan guerrillera, guerra que no se busca, velas que pretenden las sirenas...
La tripulación siempre remando al mismo son, soportando, llorando, disfrutando, y navegando en la misma dirección. Eso hace que mi carabela mantenga un rumbo fijo sin más dilación. Los piratas nos atacan y asaltar el casco es lo que pretenden, pero ahí siempre estarán los míos defendiéndolo hasta la muerte.
Y como antes decía, el que no quiera defender y navegar en este buque de los sueños, que no suba a bordo, y si en cubierta o escotilla se arrepiente, que suba al mástil más alto y que de él se cuelgue.
Mi carabela de plata siempre tan guerrillera, guerra que no se busca, velas que pretenden las sirenas...
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