Eran más allá de las 10 de la noche, en una mágica para el sevillismo tras conseguir, el Sevilla Fútbol Club, la clasificación directa para la Liga de Campeones. Y allí en la bombonera, durante el descanso del partido, he vuelto a revivir algo que creí tener bajo letargo o moribundo.
Sentado junto a mi padre y tratando de evitar que el tiempo me envolviera, me puse a hacer un avión de papel. Aquel avión que él me enseñó cuando era niño, y que aún hoy sigo recordando hacer. Hecho, lo lanzo al aire con un resultado un poco desastroso. Caída empicado bajo el cielo sevillista y sonrisa cómplice junto a mi parte fraternal. A esto que veo como él, mi padre, aquel padre que pensé que se alejaba de mí, me retó a hacer otro de sus aviones, él haría uno y yo haría otro, para ver si el alumno superaba al maestro o era el maestro el que mantuviera su entereza. Aviones al viento y... ninguno de los dos consiguió durar en el aire más de 2 segundos.
Con esto no quiero llegar más que a contarte que me he sentido bien compartiendo algo con él, con mi padre, algo insignificante, pero que a mí me ha servido para mucho.
Sentado junto a mi padre y tratando de evitar que el tiempo me envolviera, me puse a hacer un avión de papel. Aquel avión que él me enseñó cuando era niño, y que aún hoy sigo recordando hacer. Hecho, lo lanzo al aire con un resultado un poco desastroso. Caída empicado bajo el cielo sevillista y sonrisa cómplice junto a mi parte fraternal. A esto que veo como él, mi padre, aquel padre que pensé que se alejaba de mí, me retó a hacer otro de sus aviones, él haría uno y yo haría otro, para ver si el alumno superaba al maestro o era el maestro el que mantuviera su entereza. Aviones al viento y... ninguno de los dos consiguió durar en el aire más de 2 segundos.
Con esto no quiero llegar más que a contarte que me he sentido bien compartiendo algo con él, con mi padre, algo insignificante, pero que a mí me ha servido para mucho.
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