Vuelvo por mi rincón personal para coger prestado el título de este post de uno de los grandes bomberos que recientemente se jubiló, y que cuya pluma (y me refiero a su manera de escribir) salpica sátira con un toque de ironía tan real como la vida misma. Manuel galán préstame "el valor de las medallas". Así que sin más me dispongo a ellos.
Muchísimas son las personas que quieren abarcar más de lo que pueden, o quizás quieren aparentar que saben, y sin saber hacer las cosas logran el esperpento público. Muchas veces en los colectivos grandes el trabajo diario para conseguir objetivos es inmenso en comparación con la destrucción y el poder que otros, ajenos a dichas corporaciones , realizan y se otorgan. Colgarse medallas gracias al trabajo de los demás me parece tan tan tan patético... y no hablemos ya de engordarse los bolsillos ridiculizando al colectivo y su imagen pública. Debe ser muy triste hacerse merecedor de un logro tan barato y futil; y más usando como cebo al manjar con el cual se quieren lucrar. Hay que ser gusano... Quizás no tengan la capacidad suficiente de crecimiento y tengan que optar por crecer a la sombra de un gigante, ¿o es que tanto aprieta la crisis? Hay que ser más transperente, porque la verdad esta clara a los ojos de todos. Menos medallas!
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