28 de noviembre de 2010

Churros con chocolate

Hoy ha sido un despertar bastante extraño... Tras dormir placenteramente y soñar con situaciones propias de semanas atrás, dibujaba una sonrisa en mi mente que me hacía estar de seguro de que todo lo anterior a ese sueño había sido eso, un sueño desagradable. Suena el despertador y con somnolencia me despierto cayendo en la cuenta de que no, que todo sigue como hasta hace algunos días. Alicaído, a medio sollozar, y porqué no decirlo, triste, me he enfundado las zapatillas calentitas y me he lavado la cara para sacar mi perro. Mil ideas me rondaban por la cabeza, y ninguna solución posible para allanar el camino... Así que tras empaparme de frío junto a la infinita sonrisa de mi perro Turco, he decidido ir a por unos churros, como cada fin de semana, al lugar habitual de cada sábado, aunque hoy sea domingo. Y sin pena ni gloria me he empapado de harina frita en aceite residual. No importa, no pasa nada, qué más da. Cuando las cosas no dependen de uno mismo, es inútil forzarlas hasta no poder más. Me queda la noche siguiente, y la siguiente, y la otra, y muchas más que vendrán, para retozarme en unos sueños que, huérfanos de realizad, son mi desviación emocional. El tiempo hablará...

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