Hoy, un día frío de guardia, me he querido asomar a la zona más alta de nuestro ya histórico parque de bomberos. No digo histórico porque haya pasao a la historia, no, si no porque ya cuentan una "jartá de años" sus muros. Años cargados de solera, de historias y anécdotas que nunca pasarán al olvido mientras haya un bombero con vida entre estas encantadas paredes. Y reinando en su más alto techo está ella, una torre preciosa diseñada por Anibal González que vigila la ciudad noche y día durante los 365 días del año mirando al cielo sevillano. Esta torre tiene una historia preciosa que deberíamos recuperar: antiguamente, aunque ignoro la fecha, esta torre era el corazón del parque. Cuando los bomberos estaban en un servicio, sus ventanas reflejaban una luz roja intensa y brillante que se podía divisar desde todos los rincones de la ciudad donde se atisvara su preciosa cúspide. No era más que para que la ciudadanía supiera que sus bomberos estaban trabajando en la calle, y que los propios bomberos que no estaban de guardia supieran que sus compañeros quizás necesitaran apoyo. La verdad que me gustaría que se recupera esa tradición... Ahora nuestra torre está abandonada aunque sigue conservando su encanto especial. Reformada recientemente, posee una especie de buardilla de madera preciosa en su parte más alta donde se puede ver el encanto de nuestra ciudad mariana en todo su esplendor. Siempre la miro cuando entro y salgo de guardía. Qué gran trabajo hizo nuestro conciudadano Anibal. Gracias!
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