12 de febrero de 2012

Nuestro Sitio

Hace días que no aparezco por mi umbral infinito. Quizás porque mis emociones estén enfocando hacía otro lugar y están dejando de vagar por el laberinto de la frustración. Hablando y hablando y hablando y hablando, denoto como algunas personas no están cómodas en algún lugar. ¿Cúal es ese lugar? Yo lo tengo clarísimo: ese lugar es el nuestro, el que nos corresponde, el que nosotros elegimos y el que nosotros mismos diseñamos a nuestro antojo con mimo y delicadeza. Un lugar precioso que merecemos mantener y cuidar por el resto de los días. Pero ¿y si confiamos ese lugar, ese Edén, en manos ajenas y lo que hacen es destruirlo y bajarnos a las sombras de sus vergüenzas e inseguiridades? ¿Qué hacer? Más claro el agua: Volver a nuestro sitio y disfrutar desde nuestra atalaya lo preciosa que puede llegar a ser la vida. La persona que te quiere de verdad, a la persona que sí le interesas, esa que lucha día a día por arrancarte una sonrisa verdadera y perpetua es aquella que de verdad respetará ese lugar maravilloso que tú construiste con tus preciosas manos. Así que confía en la gente que es de verdad, honesta y leal. Abre las puertas de tu umbral infinito y disfruta por el resto de tus días.

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