Durante la carrerita vespertina de hoy venía recordando algunos momentos. Y me ha venido uno pasajero que me ha hecho sonreír y saber dónde estoy metido. Los niños: esos locos bajitos saben lo que adoran, lo que quieren y a lo que le dedican su atención... Durante la cabalgata de los Reyes Magos volví a notar como la ciudad y en especial los niños, esos que siempre dicen y expresan la verdad, su verdad, aclamaban a los reyes de Oriente con un afán fuera de lo normal. Pero mi asombro fue cuando el cuarto rey mago aparece, y estos niños deseosos de regalos a la mañana siguiente, se les abren los ojos como platos cuando ven la carroza roja y reluciente. que pone BOMBEROS. Un camión de bomberos con hombres en su interior que sonríen y ponen las sirenas y luces bajo el clamor de los conciudadanos. Y es que pocas son las veces que los sevillanos tienen la ocasión de codearse con los bomberos en un contexto tan emotivo y especial, y la verdad que es precioso notar esa inquietud en los ojitos de los niños. Qué bonito debe ser repartir ilusión lanzando caramelos al cielo sevillano y recibir vítores de todos disfrazado de rey mago, pero más quisiera trabajar algún año en la cabalgata de reyes montado en nuestra carroza particular. Además y he de resaltar en estas líneas que una vez más, estos hombres vestidos de azul son capaces de hacer que la ilusión no se parta, porque si hay alguna carroza del cortejo que se queda parada en mitad de la ciudad, ahí estamos nosotros para solucionarlo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario