6 de enero de 2011

Sillones vacíos

Hoy debería ser un día rebosante de felicidad, alegría e ilusión. Mas si cuando ayer en Sevilla pudimos disfrutar de una bonita Cabalgata de Reyes Magos al son de buenas bandas y sintonía de los tres de Oriente. Por cierto he de felicitar a la cabalgata del Rey Baltasar, ya que este año montados iban un montón de antiguos compañeros de trabajo y amigos de toda la vida (gracias Lito por lanzarme esa bolsa de caramelos de 5 kg que por poco me parte los brazos). Al hilo de lo que venía contándoos, hoy debería de ser un día resplandeciente en sonrisas. Pero al igual que la lluviosa mañana que ha despertado mis ventanas, la oscuridad se ha cernido sobre mi. En 27 años de vida es la primera vez que me he levantado en un día de reyes y me he encontrado el sofá huérfano de regalos... Ya sé que vivo solo con mi perro, pero tenía otras ideas... No lloro por no romper papeles de regalos ni por impresionarme descubriendo un paquete gigante, si no por haber perdido una estrella guía que iluminaba el sendero, y donde hoy quise haber abrazado. Felices Reyes a todos, infinitos.

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