Persiguiendo sueños

Hoy voy a hablar de unos objetos que siempre me han parecido absurdos, pero que gracias a un halo de pensamiento me ha hecho derramar un fogonazo de luz blanca al oscuro empañamiento de mi sentir emocional. Objetos esféricos de limpio y pulcro cristal, bañados de brillo, guardan en su interior algo puro y natural como una simple figurita o paisaje natural rodeado de limpia agua cristalina; adornada con motitas de nieve blanca como la nácar. Un simple golpe de muñeca, y toda esa nieve cubre de blanca plata el reducido espacio que rodea a ese instante tan peculiar. Me siento persiguiendo un sueño como esa miniatura que no sabe que está rodeada por un espacio minúsculo y del cual no puede salir; pero cuando la agitan, todo se vuelve fantasía y luces de color a su pequeño alrededor. Aferrado a un sueño que se esfuma, veo como esa nieve que lenta cae sobre mis hombros, se deposita bajo mis pies y deja de nuevo al descubierto esa bola de cristal que me impide respirar más allá de dos palmos de mis narices. Volar alto es lo que necesitamos todas las personas, y no estar rodeados por un mundo invisible y cristalino. Cuando nos agitan todo es de luz y color, como esa bola de cristal llena de agua, pero cuando ese agua se calma, todo vuelve a la cruel realidad, el abandono, la soledad y el saber que el miedo vuelve a pesar sobre tu espalda. Por eso trata de romper ese cristal, y libera esos pulmones. La vida puede ser maravillosa...