26 de agosto de 2009

20 céntimos, hermano

Día tras día atesoran las calles de Sevilla decenas, y me atrevería a decir cientos de personas tratando de hacerse un hueco en esta sociedad ignorante, a base de intentar vender un paquete de clinex, unos ambientadores o parasoles... Ya llevamos muchos años viéndolos, incluso algunos se han hecho famosos, como aquel que vende su arte en el semáforo de Plaza de Armas. Y no se ha hecho famoso por disfrazarse de personajes pintorescos, que también, sino de repartir entre sus semajantes gran parte de lo recaudado tras ámbar, verde y rojo infinito.

No sé las veces que un semáforo se pone en rojo, dependerá del cruce en cuestión, pero sí sé que son muchas las oportunidades que tienen estas buenas personas por hacerse con cualquier manojo de monedas sueltas que llevamos a mano en el coche. Ellos no roban, no intimidan; ellos sólo te acercan su mano, para decirte hola hermano, y con vergüenza pedirte lo que tengas. Cualquier moneda de cobre, es para ellos un tesoro.

La alegría que dibujan sus negras caras, cuando tienes algo para darle, es una sensación bastante cegadora. Irradian gratitud, cercanía, amistad. Todo lo contrario cuando haces lo imposible por explicarles que hoy no tienes nada suelto...

La felicidad del que no tiene absolutamente nada se basa en conseguir algún día las migajas que nos sobran a nosotros, mezquino...

La humildad debemos llevarla siempre por delante, como abanderado de nuestra personalidad, aquel que la tenga claro , ya que el que nunca ha sido absorvido por tan honesta virtud, nunca podrá subir a su mástil de vanidad la bandera prioritria de la humildad.

No hay comentarios: