Más de 28 primaveras alumbran mis días. Y ahora miro atrás y veo que llevo la mitad de mi existencia, corta y que aún con muchas cosas por aprender, tocando la corneta alrededor de un nombre, un escudo, una institución, una familia: Las Cigarreras. El de ayer fue uno de los días más importantes que recuerdo. Y lo fue porque ayer mi queridísima banda se acordó de mi trayectoria, de mi sacrificio, de mi entrega y lucha diaria, de todo el tesón y todo el amor que he derramado por este nombre durante tanto tiempo. Me dieron las gracias con un precioso diploma reconociendo mis más de 10 años en la corporación en un concierto que dimos allí en la Hermandad de Las Cigarreras. Qué grande! No me esperaba tan precioso reconocimiento... Lo único que pensé, y pienso, es que llevo la mitad de mi vida entregado a una causa divina que me hace crecer día a día como músico y persona; que llevo la mitad de mi vida pelandome conmigo mismo, por superarme en todos los campos musicales; que llevo media vida rodeado de la misma gente que conocí cuando entré en la banda juvenil, y que todavía hoy seguimos riendo abiertamente; que llevo la mitad de mi vida reviviendo mis ilusiones y arremolinando mis emociones al son de un puñado de notas musicales que se pierden en el cielo sevillano cada noche en los ensayos; que llevo la mitad de mi vida viendo como nos aplauden en todos los rincones del país... Media vida que es mi vida, uno de los motores que arrancan el pesar de este duro caminar y que me transportan a un lugar que es solo mío. Siempre agradeceré a Las Cigarreras, aunque a veces me haga sufrir, todo lo que me está dando. Media vida dedicado a ti. Y me pregunto yo una cosa: ¿qué sería de mi si tú no existieras, o si yo no te conociera? Mejor ni pensarlo... De nuevo gracias por todo Cigarreras, porque por ti soy todo lo que soy hoy día.
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