8 de marzo de 2011

Partida inacabada

Día lluvioso azota las calles de Sevilla. Un buen día para trabajar tras haber estado bajo mínimos. La verdad que hoy, como tantos otros, tengo una tarde de reflexión; aunque hoy tiene un tinte de reflexión y una lectura entre líneas más profunda, algo que casa más conmigo. Multitudes son las comparaciones que se hacen del ajedrez con la vida, y yo no voy a ser menos. Para mi es una partida donde las piezas blancas y negras se disponen una enfrente de otra para disputar la gran batalla. ¿Batalla? para nada. Las figuras se mueven con sigilo entre los distintos recuadros sorteando obstáculos y atendiendo a unas directrices marcadas por sus titiriteros. Mientras, los reyes aguardan el final más esperado (alomejor la muerte a brazos de sus reinas). Las reinas son las que marcan en son y el devenir del juego, lo que les hacen ser las adalides de la partida, el espíritu, el arma más fuerte que tiene el rey de su mismo color para mantener con vida y el arma más poderosa y temerosa para el rey contrario... Cuando la partida empieza, ha de acabar, pero a mi juicio apurando todas las jugadas y nuca jamás acabar en tablas. Pueden caber multitud de opiniones en referencia, como una retirada a tiempo vale más que una victoria, más vale pájaro en mano que cientos volando, etc... pero yo voy a seguir pensando que, y a diferencia del refranero donde el peón y el rey vuelven a la misma caja tras la partida, la reina y el rey deben acabar en la misma caja tras apurar la partida. La partida todavía no ha acabado...

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