13 de mayo de 2012

Combustión incandescente


Como la placentera y larguísima siesta de esta tarde no me deja dormir, voy a intentar poner en pie algunas ideas que se arremolinan en mi cabeza haciendo acopio de mis habituales paralelismos y reflexiones que en ocasiones me parecen desmedidas. Una combustión incandescente, y eso lo sabrán definir con absoluta perfección los futuros compañeros que están a punto de entrar en nuestro servicio de bomberos, es una combustión sin llama, es decir, sin reacción en cadena que se mantiene latente; es lo que comunmente definimos como brasas, esas ascuas que mantienen una alta temperatura y cuya luz va y viene como las olas en la blanca orilla del mar. En un incendio se da una situación curiosa cuando el oxígeno baja de concentración y los combustibles ya no pueden oxidarse creando grandes llamas (en incendios confinados  me refiero). Es lo que denominamos estado de latencia, en el cual se pueden dar dos casos. El primero de ellos es que todo se mantenga igual y que por falta de comburente (oxígeno), el incendio se autoestinga. Y el segundo caso es que haya un aporte brusco de oxígeno y todos los gases combustibles de los residuos de la combustión y la pirólisis que han desplazado al óxigeno, combustionen a la vez creando un backdruft, que no es más que una explosión generalizada de todos estos gases. Hay veces que me veo en estado de latencia esperando a que esa puerta se abra y m aporte ese aire fresco que necesito para explotar y arder con grandes llamas de manera infinita. No quiero morir en la autoextinción, porque no sería justo. Quiero que ese aporte de frescura llegue, y que llegue YA, porque lo necesito y porque lo ansío. Además sé que cuando las llamas crezcan altas, no habrá bombero ni agua que impida sofocar este incendio. Mañana me espera un buen día. Buenas noches.

No hay comentarios: