Seas sevillista, bético, malaguista, madridista, del barça o del Munich, me gustaría que atendieras estas líneas. Se nos va un grande del fútbol en España. Frederic Kanoute, un hombre, el único hombre que he visto jugar al fútbol y cuyo recuerdo siempre brillará en la memoria de todos. Kanoute; aquél que prefirió jugar con la selección de su país natal—Mali– y desestimar la petición de jugar con la campeona del mundo –Francia—. Kanoute, que lleva una vida de entrega y humildad, dándolo todo por el crecimiento de África gracias a su fundación y donativos contínuos para construir centros de salud o colegios... Siempre se me quedarán grabadas unas palabras que le escuché decir: hace años "prefiero enseñar a un niño a pescar, que darle pescado cada día". Cuánta grandeza hay en tu persona y cuánta clase en tu fútbol. Ese fútbol del cual hablaré poco ya que es tu fiel relfejo de bondad y entrega, de sacrificio por tus compañeros y de lucha diaria por tu equipo. Dando la cara dentro y fuera de los terrenos de juego, enseñando a los desalmados a tragar su soberbia y ridículas palabras hacia ti con clase y seguridad. Gracias Kanoute por darnos tantísimos años de elegancia con el balón en los pies, por tus remates imposibles y por las eternas dedicatorias a Dios en cada gol. Eres grande señor, y ahora el fútbol español dejará de deleitarse con tu clase y buen hacer, con tu paciencia infinita y tus ganas de ayudar a los demás. ¿Cuántos partidos benéficos has organizado? ¿diez, quince...? Que tomen ejemplo otros tantos jugadores que derrochan sus sucios millones de euros. Se nos va un grande y yo con él, ya que sin ti no encuentro sentido para ir al fútbol cada domingo, ya que tu eras la única esperanza y la única gota de verdadero fútbol de este Sevilla. Kanoute, has sido el mejor jugador de la historia de este club. Con cerca de 150 goles y 6 títulos tú nos diste la gloria en multitud de ocasiones, y tú nos das las gracias en tu despedida, ¿se puede ser más grande? Yo pude decir que te vi jugar. Larga vida Frederic Kanoute.
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