22 de agosto de 2008

Las luces del pasado

El pasado pasado está. Es fácil decirlo cuando ya ha pasado de largo. Anoche, en la penumbra de la noche, bajo el tronador sonido de la sirena del coche de bomberos y el reflejo de las luces anaranjadas giratorias sobre las calles por las cuales navegamos, me hicieron reflexionar de nuevo sobre multitud de cosas que ha día de hoy ya son pasado.

Por esta cabeza volátil repleta de pensamientos volaron gran cantidad de momentos vividos, amargos, dulces, agrios o angostos... Sentado en un lugar donde siempre quise viajar y bajo el sonido "dulce" del pánico sobre la ciudadanía. Con semblante serio, observando como acudíamos a un siniestro me daba cuenta que aquello, donde estaba inmerso, ya me pertenecía. Estaba formando parte de lo que había perseguido durante algunos años de mi vida, en linde de la niñez y la madurez. Soy parte de un grupo de personas que son capaces de dar la vida por la tuya. Mi vida por la tuya...

Anoche, mientra veía ese reflejo bajo los puentes, sobre las calles, sentía que no había pasado nada, que el sufrimiento y el agobio, la intensidad y el sufrimiento, ya pasaron, pero que de algún modo, no las había experimentado. Como si de arte de magia estuviera perdido en el mundo laboral y de repente sentado en un camión de bomberos bajo mi casco y tras el mando del equipo...

Quizás nos sepa explicarme con claridad, pero si te puedo decir que aunque el pasado haya pasado y el futuro este por pasar, disfrutaré el presente, ese que fue un futuro en el pasado, de la mejor manera que me sea posible. Un saludo enorme.

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