Un buen balance

Otro jornada más que sumo en el casillero de mis días de trabajo. Con un balance positivo, sin tener que mirar atrás y pedir explicaciones a mis conocimientos para justificar mis actos. Deber cumplido, satisfacción plena y ahora a renovar las energías para la siguiente.

Ayer fue uno de esos días tranquilos, como está siendo todo el verano sin apenas movimiento, y el poquito que había, no era muy turbulento.

En mi retina quedarán marcados momentos y experimentos nuevos tras ver cosas nuevas para mis emociones y compararlas con todo lo vivido. Una apertura de vivienda fue la causante de la primera de nuestras salidas, ya que al parecer una mujer con problemas mentales no se disponía a abrir y atender a los compañeros de urgencias y a la policía. Tenía un brote claro de esquizofrenia y se negaba a admitir su situación, se negaba a tomar su medicación y se negaba a recibir cualquier tipo de ayuda. Os llevó bastante tiempo convencerla para abrir la puerta, ya que ella no quería a policías ni a médicos. Sólo quería a los bomberos, que según decía, una vez el salvaron la vida...

Entramos y tratamos de guiarla a la cordura con total serenidad para que fuera a su médico. Se negaba. Pasada una media hora, la policía y los médicos pudieron acceder al diálogo, pero ella seguía negándose a abandonar su situación.

Tenía tres hijas, las cuales no sumaban más de veinticinco años, y las mismas que estaban acostumbradas a momentos y experiencias así. La pequeña de las tres, risueña, feliz, pispireta y saltarina se acerco al cerco de asistentes y cogió una de sus muñecas, se alejó un poco y la colocó en una silla diciendo: "Tú siéntate aquí y ve el espectáculo". Asombroso.

Pobre mentes pequeñas aturdidas.. Debe ser muy difícil encauzar esas pequeñas emociones hacia la normalidad, esa que no conocen y que no saben que existe.

No sabemos lo que tenemos cuando vemos situaciones así. Estamos obligados a agradecer lo que somo, lo que tenemos y los que nos han dado. Disfruta de tu mundo y no dejes de ser feliz.