12 de enero de 2012

Entre pitos y flautas

Guardia en el parque central de bomberos. 11:30 horas. Nos dan salida a un contenedor de papel ardiendo en la avenida del Greco. Coche de bomberos a toda pastilla surcando calles, avenidas y puentes sevillanos, y cuando estamos cerca del siniestro esto es lo que pasa... Un camión de reparto de cocacola aparcado en doble fila que nos impide el paso total, una moto que se quiere saltar doble línea continua y casi se empotra contra nosotros, el conductor de un vehículo con medio brazo fuera de la ventanilla, un ciclomotor "empepinao" tratando de adelantarnos por la derecha, un peatón que se lanza desde la acera sin mirar, y otro que hablando por el móvil casi se lleva la palabra "bomberos" tatuada en la frente, y al parecer le hizo hasta gracia al muchacho. Pero vamos a ver señores, ¿es que no se escuchan nuestras trompetas ni se ve el rojo de nuestros coches? Y eso que hace pocos días vi un artículo de opinión de una lectora de un periódico donde decía que ya iba siendo hora de rebajar un poco el sonido y la estridencia de las sirenas de los coches de emergencia, porque las personas se iban a quedar sordas. Y ahora digo yo: ¿le preguntamos a esas personas que requieren nuestra ayuda de inmediato si quieren que nuestras trompetas suenen fuerte o menos fuerte? En verdad para el caso es lo mismo, porque parece que hay individuos que se hacen los sordos cuando "ven y escuchan" que viene un camión de bomberos. Pa habernos matao...

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